Dynamite Baits

17 marzo, 2022 | Carpa | Angler Blogs | Tips | Artículos | Novedades

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Este invierno ha sido muy atípico en cuanto a temperaturas, se podían alcanzar los 25ºC de día muy a menudo. Ya lo adelantaban los almendros que empezaron a florecer en enero, cosa que no es muy normal.

Las aguas no se han llegado a enfriar como años atrás y los peces han estado bastante activos durante todo el invierno. Por otro lado, las algas han proliferado de manera espectacular en pleno febrero y los chopos llevan varias semanas vistiéndose de verde.

Con este panorama, me dispuse a pasar 4 días en la orilla en una zona somera en la que esperaba que los peces se solearan en los días siguientes. Monté mi equipo empezando por la barca y las cañas para sondear concienzudamente, no solo las zonas de pesca, sino las trayectorias de las líneas para evitar dejar colgado un pez sobre una rama de un árbol. Marqué tres puntos entre los 80 y los 120cm de profundidad, podía ver el oscuro lecho del lago y cómo mi plomo blanco resbalaba por él.

Llevaba en el bolsillo un buen puñado de boilies Sweet Tiger & Corn y arrojé algunos sobre los puntos para ver cómo se posicionaban sobre el fondo. Estos boilies son de un color amarillo intenso y los puedes ver fácilmente. También me gustan porque tienen una textura sólida y aguantan bastante los ataques de las tortugas y los cangrejos, además, se lanzan fácilmente con el cobra a largas distancias y no se abre ni uno. Para quien no conozca estos boilies están hechos a base de comida para pájaros, tiene un sabor dulce y cremoso con un toque de piña.

Uno de los puntos elegidos estaba justo al lado de una pendiente pronunciada, así que tuve que cortar los boilies por la mitad para evitar que rodasen lejos de mi cebo de anzuelo.

Terminado el trabajo de sondeo y marcado monté sobre unos montajes combi, snowman de Sweet Tiger & Corn que previamente había remojado con una semana de antelación con el líquido Premium Sweet Tiger. Cuando remojéis boilies con este potenciador debéis remover vigorosamente la botella antes de verterlo, así aseguráis que se mezclan todos los componentes y atractores.

Dynamite Baits Sweet Tiger & Corn boilie range

Posicioné mis montajes en los puntos seleccionados y añadí un cebado ligero a base de boilies troceados, enteros, semillas y micropellets; un par de cohetes por caña.

Estaba preparando la cena cuando mi postura central marcó una picada trasera. Agarré mi caña y recogí la línea muerta hasta notar el contacto con el pez. Tuve una buena lucha desviando la trayectoria del pez que se dirigía hacia unos árboles sumergidos. Aún no sé cómo puede ser que estos peces recuerdan con precisión dónde están todos los obstáculos en los que pueden meterse para librarse de la visita a tierra, pero es así, éste en concreto intentó dirigirse a cada uno de los previamente había localizado con la sonda. Por eso es importante el trabajo de mapeo y sondeo.

Poco después estaba rendida sobre mi moqueta, se trataba de una bonita royal. La desclavé y la metí en un saco de retención. Me coloqué le vadeador y la puse en un metro de profundidad, más que suficiente para que el pez se sienta cómodo y repose tranquilo hasta la sesión de fotos matinal.

Se trataba de una bonita royal

Estaba contento porque es un lugar con una población de carpas muy pequeña y pocas veces dan la cara tan rápido.

Tras la cena y con la temperatura rozando los cero grados, caí rendido en la bedchair. Fue sobre las 4 de la madrugada cuando tuve otra picada muy tímida; un par de pitidos traseros. Me levanté para comprobar la caída del tensor y sólo se había descolgado un poco, no estaba totalmente muerto. Sabía que algún pez estaba merodeando porque no hacía absolutamente nada de viento y los pájaros están tranquilos por la noche. ¡Otro pitido trasero y sin pensarlo, clavé! Si señores, al otro lado de la línea había un pez y tiraba con fuerza, sin duda de trataba de una carpa de porte. Una buena pelea que terminó con otra bonita y rechoncha royal en mi sacadera. Saco de retención y la aseguré junto a su compañera anterior.

Una buena pelea que terminó con otra bonita y rechoncha royal en mi sacadera

De nuevo a la cama a descansar y esperando otra picada, pero, el resto de la noche pasó sin más sorpresas.

A la mañana siguiente, justo al amanecer, estaba con un café caliente entre las manos observando las aguas y pude ver varios saltos fuera de mi alcance. No obstante confiaba ciegamente en las horas de más sol para arrancar algunas picadas durante el día.

Saqué las cañas para comprobar el estado de los cebos y prácticamente estaban todos intactos, excepto uno de ellos que se encontraba bastante roído por los cangrejos, pero lo cierto es que aún estaba pescando.

Recoloqué mis cañas y lancé un cohete de cebado sobre cada posición.

El día avanzaba sin una señal de vida bajo el agua: ni saltos, ni coletazos, ni burbujas… nada. Antes de que cayera el sol recoloqué todo para la noche. Por suerte o desgracia, la segunda noche dormí de un tirón, cosa que no quiere ningún pescador.

El amanecer del tercer día fue similar al anterior, poca actividad y lejos. La previsión meteorológica se calcaba de nuevo por lo que me dispuse a cambiar de estrategia y buscar más profundidad. Recogí mis cañas y me sorprendí al ver que mis montajes estaban limpios, no tenían cebo! Prismáticos en mano peiné las zonas pescadas en busca de tortugas y se confirmaron mis sospechas, había varias. Esto no hizo más que afianzar la necesidad de un cambio radical. Estos animales no se mueven del cebadero, sobre todo cuando se encuentran a tan poca profundidad.

De nuevo barca, sonda y caña en mano buscando posiciones alejadas de los galápagos. Hasta casi 200m me alejé del campamento para encontrar otros tres puntos entorno 2-3m de profundidad. Quizás algún barbo quiera dar la cara u otra de las escasas carpas del lugar.

Cero actividad, cero resultados durante las horas de sol. Recogí las líneas esperando el atardecer y la retirada de las tortugas. Además dejé las posiciones originales tranquilas; sin líneas, montajes y sin cebo.

Copié la jugada de la primera noche esperando resultados parecidos pero de nuevo, el bolo me acompañó aunque si es cierto que me mantuve despierto hasta bien entrada la noche y escuché varios saltos interesantes en mi propia orilla.

El amanecer del último día fue más de lo mismo, parecía un lugar muerto en todo su ámbito. Mientras el sol asomaba echaba un café pensando en que había podido pasar. Tuve que esperar a sacar las cañas para ver que los cangrejos habían atacado mis montajes con voracidad durante la noche y en verdad no sé a partir de qué hora dejé de estar pescando.

Por ende, no solo se aprende de las sesiones buenas, sino que hay que aprender más, si cabe, de las malas.

Mi conclusión de esta sesión:

  1. Los micropellet fueron activando a los cangrejos, en la próxima los eliminaré del cebado.
  2. De día no debí cebar las posiciones con poca profundidad para evitar a las tortugas.
  3. Busqué los peces a larga distancia cuando tuve saltos en mi orilla, graso error que solemos cometer.

Frank Granados

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